6 oct 2015

Cata de vinos. Fase Visual

 



LA APARIENCIA Y LA EDAD.

            Para apreciar de forma correcta el color del vino, llenaremos 1/3 de la copa e inclinaremos ésta en un ángulo de 45 º el catavinos sobre una superficie blanca (mantel, folio). El color del vino proviene de las sustancias colorantes contenidas en los hollejos, y es modificado por el paso del tiempo, la crianza, o en su caso enfermedades o defectos.

            El color debe ir acompañado de un apellido, el matiz, que nos indica la evolución del vino.

De forma simplificada los colores y matices de los vinos serían los siguiente:

            BLANCOS: Amarillo pálido, amarillo verdoso, amarillo limón, amarillo pajizo, amarillo dorado, oro pálido, oro verdoso, dorado, ámbar y caoba.

            ROSADOS: Rosa claro, rosa franco, rosa cereza, rosa frambuesa, rosa amarillento, rosa anaranjado, piel de cebolla, salmón.

            TINTOS: Rojo franco, rojo violáceo, rojo cereza, rojo grosella, rojo sangre, rojo anaranjado, rojo rubí, rojo púrpura, granate, violeta, teja, ocre, marrón.

            La intensidad nos proporciona una idea aproximada (no exenta de riesgo) del cuerpo del vino. Se expresa mediante términos como intenso o ligero, o mediante “capas”, de baja a alta, utilizando para ésta última la expresión “cubierto”.

           
La fluidez nos habla de la densidad del vino, este puede ser muy denso, glicérico (si presenta mucha lágrima), oleoso o ligero.


            Por último la limpieza suele ser hoy día un valor común a la mayoría de los vinos, gracias a las modernas técnicas enológicas, los vinos suelen describirse en este caso como limpios y brillantes. Aunque pueden presentar defectos (turbiedades, carbónico en algunos tintos, partículas en suspensión etc.)






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